Cuando te vi por primera vez, me miraste con tus grandes ojos color canela, como no entendiendo qué sentido tenía haber salido de tu pequeño mundo, donde habitaste llena de sueños por nueve meses. Sueños que yo también podía recordar, y ver. Porque ya había estado allí.
Tu dulce dormir me reconfortó siempre, y tus agitados días, me siguen llenando de un amor increíblemente extraño. Un amor tan particular como vos, corazón.
Hoy, después de 7 hermosos ciclos, la naturaleza te celebra, con soles y risas, con abrazos y colores.
Con una inteligencia muy particular y una sensibilidad única.
Hoy, esta segunda madre te anhela y celebra, mi bella caracol. Te amo.
No llores más, pronto la vida nos dará una nueva oportunidad. Y nadie más nos va a separar.
Siempre que miremos la luna o el brillante sol, estaremos mirándonos, angelito mío.
Salud por tu existencia, Ro. Saludos color carmín, como la esencia que nos hace un sólo ser.
Becas...
-
... hay, de repente muchas.
Para aquellos que quieran o piensen en irse a estudiar afuera, sabiendo las
posibilidades que a veces, a pesar de su condición...
No comments:
Post a Comment